BARTOLO TOCA LA FLAUTA* EN LA COMUNIDAD DE SAN JUAN DEL OBISPO, ANTIGUA GUATEMALA, 1977

*Esta obra obtuvo el primer premio en la tercera muestra departamental de teatro celebrada en Totonicapán, Guatemala. 






“BARTOLO TOCA LA FLAUTA”

La obra que a ustedes presentamos en esta oportunidad, está basada en un personaje del pueblo sanjuanero y encierra  un sinfín de tristes realidades de los cuales la sociedad no ve, o, más bien, no se quiere dar cuenta que existen, y es como siempre, la clase  desposeída la que no goza de las facultades de las que la gente acomodada hace gala, es por eso que enfocamos aquí en nuestra obra la triste historia del hombre del campo  y sus problemas,  así como  de la marginación de que es objeto el sufrido campesino u obrero.



“El grupo de Teatro Sanjuanero”
Agradece a Rafael Murillo Selva.
También así a Miriam Monterroso
por la realización de esta obra:                                                     
“BARTOLO TOCA LA FLAUTA”







Un texto de Carlos Obregón* (Reseña)



San Juan del Obispo. Nada puede impedirme pensar en la colonia, (…..). 
La vida de hoy, condicionando la colonia de hoy, (…..). En estos campos, villas y propiedades.  Trabajo y tierras, todo ese pequeño mundo, seguramente no muy diferente del de ahora, fue encomendado al Obispo Francisco Marroquín. Y al parecer desde tan lejana época, bajo la vigilante tutela de los invasores,  se inicia el largo camino de esa tradición teatral que desemboca  en la representación de esta noche. He conocido a Pastor Castellanos, director del grupo, hombre de Teatro y sé que hablo con uno de los nuestros. Y en las primeras entrevistas, acuciado por mi interés, rememora las etapas de la historia teatral de su comunidad, de la cual su padre fue en cierto modo, a la manera de gente de teatro,  un conductor, un guía. Teatro religioso, Loas, pastorelas, moldes medievales y lejanos pero fuertes vestigios de teatro indígena. (……).


*Carlos Obregón teatrista Guatemalteco quien fue miembro durante décadas del famoso “Tehatre du soleil” de Paris, Francia.





Hemos visto un ensayo y he quedado impresionado fuertemente por ese fresco que se despliega ante mis ojos, marcado intensamente por una ingenuidad y un colorido que me es familiar. Esa fuerza dulce, calma, que conocí en Santiago Atitlán,  cuando siendo niño vi los primeros cuadros de Juan Sisay que hablaban de una vida en la que (…) parece haberse detenido el tiempo. Un tiempo que parece estar detenido no solamente en el lienzo.
 Hoy sabemos con la certeza que tienen los sueños de los hombres, que en este mundo nada es duradero, que el tiempo no se detiene y algo nuevo sentí en el aire de esa noche, en la escuela del pueblo, rodeado de ese calor de público identificándose con su rostro , mirándose en el rostro y la vida del otro. Era una voz nueva, expresando una conciencia nueva...(….).. . A cada quien su vida y a cada quien su teatro. Y como la muerte y el sexo,  el arte  también tiene una función vital que cumplir.( ….)
   
                               
Me parece que no hay nada más que agregar. La obra que ustedes preciaran esta noche puede incitarles a una profunda reflexión sobre la tradición teatral y el destino del teatro en nuestro país.




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