Diario de Trabajo (1975)
Noviembre 3
Se
ensayó el San Juan Bailón. Se comienza de esta manera con el objeto de
cohesionar el grupo y facilitar la familiaridad y amistad entre los
integrantes. La música y el baile lo permiten. Lo importante es que los
campesinos pierdan la timidez y se percaten de que el trabajo no tiene nada de
misterioso. Al contrario, al montaje se le dará un carácter festivo y natural,
casi como un juego.
Por lo
que puede observarse en este primer día, lo que tradicionalmente llaman
imaginación, no es que abunde en los campesinos boyacenses. Más bien son dueños
de una mentalidad muy realista que desea ver las cosas antes que imaginárselas.
Por supuesto que lo anterior es una suposición ligera. Es posible que la falta
de confianza les impida expresarse con libertad. Tienen temor de “embarrarla”.
No hay que olvidar que estamos en un medio donde existe un miedo casi
patológico “al ridículo”. Habrá que ir poco a poco, con paso asiático,
penetrando en las gentes con prudencia. Quizás en algunos días sea posible
cortar las lianas.
Estamos
en contra del reloj, contamos con 30 días para el montaje. Va a haber que
buscar una forma inteligente para poder trabajar en colectivo: es la única manera
de salvar el espectáculo.
NOTA: Me parece prudente no otorgar
demasiada importancia a los personajes principales. Estos serán interpretados
indistintamente por cualquiera de los actores: todos serán tropa, todos serán
Bolívar, todos serán Santander. Es posible que este experimento resulte, aunque
no puede asegurarse. Uno de los inconvenientes es la manifiesta actitud
jerárquica mistificadora que el campesino adopta frente al “superior”. “A los hombre
debien no hay que reprocharles nunca” nos dijo una campesina de la vereda de Vargas.
Noviembre 4
Las
gentes empiezan a conocerse y a ganar confianza. Puede decirse que hay buen
elemento y existe la posibilidad de formar un verdadero grupo. Esto último es
vital. Es imposible una buena representación sin antes lograr que los elementos
individuales se sientan partícipes de una empresa colectiva y motivados (más
que por cualquier otro) por un interés que bien podría llamarse ético. Nada de
demagogia ni paternalismo, ni falsos estímulos. Si no hay verdad, no hay
teatro, no hay arte. Solamente así, haciéndoles comprender la importancia
social de su trabajo se podrá realizar el montaje con éxito.
El día
de hoy se ensayó la escena de entrega de la ropa en la iglesia de Socha. Antes
de iniciarla pregunté si tenían alguna idea de cómo se comportarían las gentes
del pueblo a quienes se les pide entregar su indumentaria para vestir al
ejército patriota. La respuesta fue cabal: “Pues depende doctor, unos la
entregarán voluntariamente, y a otros será necesario presionarlos”. Qué más?.
Todo el nudo teatral y el conflicto ahí presentes. No es esto realismo de
verdad? Lo humano antes que nada, y lo humano es contradicción. De ahí que la
respuesta la consideré justa, y eso precisamente es lo que trataremos de hacer:
Evitar moralismos e idealizaciones. (....) Se improvisó una misa, estuvo bien.
En esta escena era tanta la naturalidad que no hubo ninguna observación que
hacer. De eso se trata: encontrar los medios por los cuales el campesino se
sienta a sus anchas sin forzar ni intentar cambiar su “naturaleza”.
Por la
tarde se les hizo escuchar grabaciones de Don Jesús Barrera. Se prestó mucha
atención. Al fin de cuentas, era uno de ellos quien contaba la historia. Hubo
expresiones y rostros orgullosos: “Don Jesús podía saber más historia que los
doctores”. Esta técnica, la de hacerles oír las entrevistas hechas a otros
campesinos, estimula a que desamarren timideces e inhibiciones. Algunos
miembros del grupo quisieron también empezar a contar.
Manuel
Zapata Olivella, Promotor de la obra, nos visitó por la mañana. Se le
presentaron escenas del Pascual Bailón, y tuvo ocasión de presenciar la buena
atmósfera que empieza a manifestarse en el trabajo. Manuel quiere cosas
espectaculares: grandes batallas, fiestas, vestidos y objetos vistosos. ¿Será
que el pueblo es así realmente?. Me inclino por lo contrario: La llaneza,
acompañada de imaginación y de poesía es, en los niveles campesinos, más
espectacular que una batalla con cien jinetes. Sobre el terreno se verán las
cosas. Quizás un equilibrio bien pesado y medido (entre lo “grandioso y lo
sencillo”) daría buen resultado. ¡Veremos!.
Noviembre 5
Excelente
día de trabajo. Adquirida la confianza y casi perdida la vergüenza, las gentes
empiezan a soltar. Comenzaron los ejercicios de vocalización. Lo suave y parco
de la entonación boyacense se transformó, en algunos casos, en verdaderos
parlamentos teatrales. Desde ya es necesario que se metan en la cabeza que se
trata de una representación teatral, por lo tanto es a un público a quienes se
dirigen. Toca pues, que la palabra y el gesto lleguen lo más claro posible.
Después
de los ejercicios se ensayó una de las escenas finales. Se preguntó a los
actores acerca de la situación de los soldados después de la campaña. ¿Qué
ganaron al haberla culminado con éxito?. Al principio todos opinaron que lo que
se había logrado era la libertad, derrotaron al opresor y lo sacaron del país.
¿Y luego qué pasó con esa libertad? ¿Se aprovechó? ¿Se mejoró la vida? Casi
todos respondieron así: “Se ganó la libertad, pero los pobres siguieron siendo
pobres, no ganaron nada para sus necesidades”. Se preguntó: ¿Quienes ganaron
entonces? “Pues los otros, los que se quedaron con las haciendas y las cosas”.
Bien, vamos a tratar de mostrar eso. Se pidieron opiniones sobre la solución
que ellos le darían a la escena. Hubo cuatro. Todas se ensayaron. Por primera
vez el 90 por ciento del grupo discute entre sí y aporta ideas para una
solución teatral. Esto se ha logrado en dos días de trabajo. Empiezan a
entender que son ellos los que harán la obra y es a ellos a quienes toca, por
tanto, solucionar (o ayudar a solucionar, al menos) los problemas escénicos.
Solo de esta manera se pueden sentir creadores, lo que es al fin de cuentas, lo
más importante. Si en los días que faltan para terminar esta semana se logra
que el grupo tome El Bolívar Descalzo como algo suyo, el espectáculo saldrá
bien, si no, el fracaso habrá que darlo por sentado.
Se
viajó por la tarde al pantano de Vargas. Nos acompañó don Jesús Barrera, quien
dio detalles de la batalla. Ahí mismo buscamos un claro en el terreno, y la
representamos improvisadamente. ¡Increíble! De manera espontánea todos cortaron
ramas de los árboles para que sirvieran de caballos. El director no hizo la más
leve insinuación. Regresamos a Tibasosa hacia las cuatro de la tarde en gran
camaradería. El grupo da inicios de vida.
Noviembre 6
Por la
mañana se trató de fijar el ensayo de la escena en la que Santander entrena sus
tropas en los llanos de Casanare. Esta vez con ramas convertidas en lanzas y
caballos.
Se
teatralizó el encuentro de las tropas: la de Bolívar que viene de Venezuela y
la de Santander que espera en Tamé. La escena se convirtió en un verdadero
desorden, las mujeres, sobretodo, no encontraban qué hacer. Hubiese sido más
fácil organizarla de acuerdo a los “conocimientos” del director. Pero se
prefirió dejar el alboroto e insistir en que cada uno buscase por su propia
cuenta el sitio de trabajo que quisiera.
Se
repitió muchas veces. Las actrices estorban terriblemente. Se amontonan y
caminan desconcertadas. De esta manera no sólo dificultan el trabajo de los
demás, sino que lo desmejoran. De las 15 que participaban, sólo una da señales
de poder mejorar en el futuro.
Mi
impaciencia indudablemente dificulta la labor; si quiero que la gente participe
creativamente debo ir con calma. Este es el camino más difícil, pero es el
único posible. Tentado estuve de pedir a las gentes que no “dan” que viniesen
solamente una o dos veces por semana, de esta manera se limpia la escena de
elementos, que sin querer, perturban el trabajo en general. No tomé, sin
embargo, la decisión. Me pareció prudente esperar unos días.
El
trabajo por la tarde tomó un giro insospechado: el grupo se desamarró
totalmente. Se empezó por leerles una entrevista hecha a Don Rubén Pongota,
hombre anciano de Tópaga, que menciona las bailes y cantos boyacenses del siglo
pasado. Se preguntó si conocían los que Don Rubén mencionaba: “el venado”, “la
iglesia”, “el huzo”, etc. Nadie los había visto ni oído. Dijeron sin embargo,
que conocían otros, también antiguos. Se preguntó cuáles, y empezaron a salir
cosas maravillosas, juegos populares y antiquísimos: el “dos por tres”, “el
sombrerito”, “el tres”. Un verdadero hallazgo. Con uno de estos bailes se
redondeó la escena del encuentro en los llanos orientales. Bolívar y Santander
con una bella muchacha, bailan el “tres” en una especie de competencia
danzística, que refleja los recelos profundos entre los dos generales. La
muchacha, que bien podría ser Colombia, es el objeto de una pugna sorda y tensa
que se manifiesta a través del baile. Un ensayo excelente con una participación
total y creativa. Gracias a la participación de los actores, empiezo a ver más
claro. Es posible que en estos días alcancemos a visualizar la línea que tomará
el montaje. Al principio pensé utilizar la actitud hierática del boyacense, la
bruma, el frío y realizar un espectáculo como con neblina, lento y dulce. Una
poesía campesina del Páramo era la imagen previa; hoy, sin embargo, este
esquema empezó a romperse. También los boyacenses, con frío y todo, son
tropicales.
Noviembre 7
Ejercicios
físicos y de concentración. Su objetivo: ayudar a desinhibir y fraternizar. La
confianza mutua es básica, es la única manera de “contar” la historia con
alegría y claridad. La base son las investigaciones de Grotowski. Este sin
embargo, al realizar sus investigaciones lo hace en un contexto cultural
diferente, lo que obliga a situarnos frente a ellas (las investigaciones y sus
resultados) con la actitud crítica necesaria para saber acomodarlas a las
particularidades del medio. En lo que atañe al ritmo, por ejemplo, las gentes
nuestras ofrecen otro tipo de resistencia en relación a la que ofrecen los
actores europeos. Podría decirse, inclusive, que en estos aspectos, las cosas
se trastocan. En muchas ocasiones sucede que a un actor nacido y creado en el
trópico en lugar de sacarle ritmo más bien hay que contenérselo y organizarlo.
Lo mismo con la utilización de la voz y del cuerpo como elementos expresivos.
En
general, a los nuestros, la voz y el movimiento les sale de todo el cuerpo.
Cuando existe bloqueo, con un pequeño ejercicio basta para que se elimine, y es
precisamente ese ejercicio, y no otro, el que hay que saber encontrar. Porque
bien puede suceder que copiando en forma mecánica lo que Grotowski, (o
cualquier otro) ha encontrado útil para el europeo, en lugar de desbloquear al
nuestro, más bien lo recorte y lo paralice.
Con
este criterio, y tomando en cuenta que trabajamos en una zona fría y
silenciosa, se buscó en primera instancia que los campesinos aprendieran a
conocer y dirigir su propio ritmo. Ritmo en parte determinado por la forma que
adquiere la relación que se opera entre ellos y sus instrumentos de producción,
es decir, las formas corporales del trabajo cotidiano y por la relación (objetiva
también) que tienen con su paisaje. El paisaje es el contorno físico y
ambiental que de una u otra manera, incide en la “forma de ser”. Es cierto que
el campesino boyacense es “duro”, pero ¿quién ha dicho que la dureza no tenga
también su ritmo?
Otro
aspecto es la voz. El hombre de estos lados, en vez de hablar, más bien
susurra, y si acaso el susurro puede ser útil en el cine, no lo es para el
teatro. En este caso nuestro trabajo se dirigirá no a que entonen la voz, sino
a que la desinhiban, la lancen y la conviertan en un eficaz instrumento de
expresión.
Brecht
decía que el hombre es siempre y básicamente transformable, según las
condiciones de existencia y los cambios económicos y sociales que se operan en
su contorno. Para el caso, viene a cuento lo que se dice sobre el guatemalteco.
En Guatemala las gentes se han acostumbrado a hablar casi en secreto, debido a
la terrible represión sufrida por las continuas dictaduras. El terror es tal,
que cuando se conversa se le tiene realmente “miedo a las paredes”. Habría que
preguntarse en qué medida el “carácter” del guatemalteco ha sido modificado por
sus condiciones socio políticas.
Sin
embargo, no hay que olvidar que, en lo que a comportamiento se refiere, el
“carácter” está también determinado por el medio natural. Podemos estar seguros
de que el campesino de un país subdesarrollado que vive a tres mil metros de
altura, tiene una forma de ser diferente al mismo campesino, del mismo país,
con las mismas condiciones, pero que vive en los valles y las costas.
Esta
verdad conocida es, empero, olvidada por algunos revolucionarios que fallan en
su contacto con el pueblo. No sólo se trata de decirles a las gentes que son
explotados sino que hay que saber decírselo. Es por lo tanto un problema de
comunicación, que obliga a encontrar la forma adecuada. Esta forma es a su vez
un producto del conocimiento y un resultado del trabajo de la imaginación.
En el
teatro, antes que nada, el director tiene la exigencia primaria de encontrar la
comunicación viable. Tratándose de campesinos esta exigencia se vuelve más
definitiva: sin ella no habrá trabajo escénico. Los ejercicios nos ayudan en
buena medida a comprender algunos de los resortes anímicos que bloquean esa
comunicación, y en eso estamos: realizando algunos que, además de la ayuda
técnica que pueden aportar, nos permiten comprender mejor al hombre. De esta
manera los ejercicios se humanizan y dejan de ser algo puramente técnico y
mecánico.
Otro
tipo de ejercicios que se hicieron hoy son los de confianza. La timidez, la
brutal timidez del campesino boyacense, es al primer impacto, desconcertante.
Al hablar, lo hacen con la cabeza gacha, se ruborizan y enmudecen. Pareciera,
pues, que con gente así el trabajo es imposible. Nada más lejos de la verdad:
la timidez que parece innata no es sino un producto cultural que, como tal, es
transformable.
A los
pocos días de iniciados los ensayos, los actores se hablan entre sí y, lo que
es más importante aún, empiezan a tocarse, muy púdicamente por supuesto, a lo
boyacense, pero a tocarse al fin. El contacto físico es más importante que
cualquier otro. Si a través de los ejercicios conseguimos que se desenvuelvan,
habrá un desprendimiento casi torrencial de compañerismo. Lo básico es hacer
comprender que este contacto puede hacerse por camaradería y no solamente por
deseo sexual.
En
todo caso habrá que actuar con mucho tino, ya que la cuestión del sexo está tan
profundamente anclada en el hombre que hasta el maestro Reich ha asegurado que “la lucha de los sexos es más antigua que
la lucha de clases”. En los primeros días algunas muchachas decían: “puedo
hacer lo que quiera, pero no dejarme abrazar ni tocar por ningún muchacho”.
Hoy, el cambio es manifiesto, juegos en común, bailes, abrazos y hasta
principios de flirteo se hicieron notorios. Este paso es importante para la
formación del colectivo, el cual, por otro lado, no puede formarse por decreto
ni por deseos sentimentales o demagógicos: tiene que nacer de “abajo” y no de
“arriba”. Y de “abajo” sólo puede surgir en la medida en que los que lo
integran se encuentren unidos por un objetivo común y por un contacto físico y
anímico permanente.
Por la
tarde se ensayó el encuentro de Santander y Bolívar en los llanos orientales.
Hay que ver con qué dignidad los campesinos representaron los roles
“principales”. Una dignidad tan real que no hubo nada que marcar. Esta escena
sin embargo, cae en ocasiones en un naturalismo soso y lineal. El problema
estriba en lo siguiente: ¿Cómo resolver la contradicción entre una actuación
natural y llana sin caer en la fácil trampa del naturalismo?
Quizás
mediante los ensayos encontraremos una respuesta. Muchas veces al buscar la
forma se encuentra, de paso, la claridad deseada en el contenido.
Lo
importante es dejar libres a los actores, que hablen y se muevan como
prefieran. Aunque estamos un poco cortos de tiempo, vale la pena insistir en
este método... Del desorden al orden es la consigna, pero no un orden impuesto,
sino resultado de una decisión consciente y libre de los miembros del
colectivo.
Noviembre 8
El
desarrollo del poder imaginativo es necesario para toda persona que quiera
representar. También es definitivo desarrollar el sentimiento de solidaridad:
que ninguno se sienta solo, al contrario, que esté seguro de que en un momento
de apremio el resto de los compañeros vendrá en su ayuda. Se ensayó hoy el
encuentro de Santander y Bolívar en Tame. ¿Cómo hacer para que la escena tenga
emoción? y ¿cómo hacer para que la misma nos de detalles identificables de las
gentes de los llanos? Se recurrió a la música y al canto. Los dos ejércitos se
aproximan al paso que marcan sus respectivos cantantes quienes lanzan y
responden las coplas a medida que se avanza hacia el encuentro final, en donde
todo se funde: abrazos, comida y bebida. Después, el reposo se realiza por
medio de un cantor que duerme y despierta a las gentes con música de Joropo y
al compás de un Cuatro.
La
obra tiene que hacerse más bien a base de imágenes. El resultado final quizás
sea un fresco, compuesto por escenas en donde el diálogo tendrá poca cabida.
Resaltar la tropa antes que a los jefes, eso es lo que más importa, después se
buscará entre los actores algunos que proyecten mejor su voz y se les pondrá a
decir los pocos diálogos del texto.
Noviembre 9
Se
advierte una notable mejoría, los cuerpos empiezan a actuar. Lo mismo sucede
con los ejercicios de la voz, la proyectan más fuerte y más clara. Pero lo que
importa ahora, en las escenas que estamos realizando, es resaltar con énfasis
los momentos cruciales en que la participación del pueblo decidió el rumbo de
los acontecimientos. Muchos cuadros o escenas apenas empiezan a esbozarse.
Puede ser que algunas se supriman al final. Lo que importa es hacer cuánta
“locura” se nos ocurra y dejar que salga todo lo que tiene que salir, después
vendrá la poda.
Se
ensayó otra escena: entrada del ejército libertador a Bogotá. Con esta vendría
a rematarse el espectáculo, el gran final. Esta escena contendrá necesariamente
un elemento crítico, será la síntesis escénica e histórica de todos los cuadros
anteriores.
Se
trabajó también la escena de la pastora de Materredondo, a la cual el ejército
libertador obliga a entregar la ropa nueva, comprada por ella con enormes
sacrificios. Esta escena puede convertirse en un momento político; intentaremos
incrustarla de una manera natural.
NOTA: Pedir la opinión siempre a los
actores. Aunque al principio estas opiniones no tengan gran valor, con el
tiempo y con la metida de ellos en la historia, serán, seguramente, ricas y
eficaces. Cuidado con los ejercicios de respiración, mal manejados ocasionan
alteraciones en la presión arterial.
Noviembre 10
El
compañerismo es la nota general. Los solitarios, tristes y reservados han dado
un gran vuelco. Se juega y se ríe sin utilizar bromas pesadas. Es una
camaradería, digamos, a lo boyacense, en la que de antemano se sabe que ciertos
terrenos son infranqueables. Una camaradería respetuosa en donde lo chabacán no
tiene cabida.
La
segunda parte de los ejercicios tuvieron un carácter más creativo. Nos pusimos
a imitar la manifestación de ciertos sentimientos. Para facilitar el asunto se
utilizaron formas de expresión animal, por ejemplo, la astucia, la bondad y la
tristeza, en un león, en una vaca, o en un cordero. De los treinta del grupo,
apenas cinco o seis pudieron hacerlo, a los demás se les dificultó bastante. Lo
mismo sucedió con aquellos ejercicios en los que gradualmente se imita y se
expresa el proceso de un árbol que nace, florece y muere, o de una flor que
puede ser alegre, triste o pensativa. Les es difícil concentrarse y crear algo
de la “nada”. Se ensayó nuevamente la escena del Páramo de Pisba; mejora
notablemente. De lo simple que era se ha vuelto espectacular; saben hacerlo,
conocen la historia y pueden, por tanto, inventar. Cuatro o cinco detalles
romperán la línea monótona de la cruzada del páramo por el ejército libertador.
a) El
nacimiento de un niño en la cúspide de la montaña.
b)
Emparamada y muerte de un soldado.
c)
Dormida acompañada de un canto profundo y lejano.
d) En
la madrugada, toque de corneta, reinicio de la marcha y de la lucha.
Martes 11 de Noviembre
Algunos
miembros del grupo dan muestras de fatiga, se quejan inclusive del maltrato
corporal, dicen que “están que no pueden”. Habrá que disminuir la intensidad y
quedarse con los ejercicios más importantes. Es posible que a partir de la
tercera semana reduzca, a dos horas diarias, el tiempo de la “expresión
corporal”. En realidad la labor de los actores ha sido enorme: el trabajo
teatral dura nueve horas diarias y a eso hay que agregar el laboreo de sus
tierras y las grandes caminatas que tienen que hacer para llegar al sitio de
ensayo.
Este
día por la noche, dos músicos del grupo prepararon una fiesta hogareña dedicada
a San Pascual Bailón. Es un rito cruzado de indio y cristiano, un rezo bailado
en el que los creyentes solicitan al Santo todo tipo de favores. Este rito utilizado
en escena, después de tanta batalla y muerte puede significar una ruptura y un
momento de reposo en la acción dramática.
En
general, nada nuevo, algunos actores destacan naturalmente, de entre ellos se
escogerá a los que indistintamente actuarán como “personajes” principales.
Miércoles 12 de noviembre
Se
empezó a designar los roles. El principio es el siguiente: no singularizar ni
personificar. Es el grueso de actores anónimos el que tendrá una participación
principal en la línea narrativa.
Seguimos
con los ejercicios. Se dio énfasis de nuevo a la vocalización y dicción.
Hacerles comprender que la voz es energía y que con ella pueden realizarse
cosas inesperadas. Repetir también hasta el cansancio que debe salir de todo el
cuerpo y no sólo de la garganta y del pecho, como algunos lo acostumbran.
El
cuadro de la llegada de Bolívar a Tame sigue sin solución, hubo varias ideas,
una de ellas pareció interesante y con la posibilidad de explotación. De todas
maneras, un cambio: en Tame se realiza la preparación para la travesía del
Páramo de Pisba. La salida de la tropa debe hacerse con gran algarabía y
optimismo, después, ya en el páramo, el pesimismo y la tristeza.
Jueves 13 de noviembre
Se
continuó con la escena del Páramo de Pisba. ¡Notable! los actores trabajan con
un realismo natural, lo que le da a la escena un aire dramático y épico. Es
necesario resaltar que la decisión final del libertador en cuanto a la travesía
del páramo es determinada por la decisión de la tropa y no por el juramento de
Santander. No olvidar incluir algunos animales y alimentos que acompañarán a la
tropa: arracacha, carne, chivos, vacas... etc.
Las
dormidas pueden servir para introducir por medio del diálogo, algunos elementos
críticos que le den al montaje más validez política. Con este tipo de trabajo
es fácil caer en el folclorismo. La recuperación de la tradición popular sólo
por que sí, no es convincente. Se trata de rescatarla sin perder de vista lo
que permitió la separación de “culturas” en un momento dado de la historia.
La
diferencia entre la cultura popular y la cultura oficial se sustenta en un
antagonismo de clases. Por eso es que no es suficiente mostrar las tradiciones
populares, sino que hay que ir más allá para que las cosas sean pensadas en
función de una toma de conciencia social y política. Hasta donde se pueda hay
que intentar mostrar no sólo el comportamiento (lo que de por sí en un país
dependiente tiene un contenido político, pero no suficiente) sino también el
proceso.Seguimos con la escena de la pastora. Ella puede conducir a una serie
de reflexiones sobre la participación del pueblo en la campaña libertadora.
Aquellos
que se apartan de la historia, tarde o temprano tendrán que sufrir las
consecuencias: esa podría ser una de las conclusiones que pueden desprenderse.
Parece
que la primera parte está por terminarse. Los cuatro o cinco cuadros pueden ya
conformarla. De ahora en adelante hay que pulir y rellenar la estructura.
Viernes 14 de noviembre
Explicación
por primera vez de la línea argumental. Sobre una gran pizarra se dividió la
primera parte en cuatro cuadros y se explicó que cada uno de ellos valía por sí
mismo, pero que a su vez se interrelacionaban, dándose vida unos a otros. Se
aprovechó para hablar (también por primera vez) sobre lo que es el teatro, su
historia, teatro al aire libre, teatro en sala, teatro en circo... etc. Se
trató de explicar algunas de las razones que condicionan la forma de nuestro
trabajo, se explicó que estaba destinado a plazas públicas y que por lo tanto
la relación con el auditorio no era la misma a la usual. Estas explicaciones
fueron muy útiles. Se dio libre por la tarde después de doce días de trabajo
sin interrupción, se citó nuevamente para el domingo dieciséis. Se dieron las
primeras instrucciones para la realización de la escenografía, la que ha ido
surgiendo a medida que las necesidades del montaje lo han requerido.
8 de febrero de 1978.
Tres
años después leo las notas anteriores. No las encuentro mal. Lástima no
haberlas terminado, supongo que el montaje de la pieza me agarró totalmente y
ya no pude sentarme. De todas maneras el espectáculo salió. El equipo logró
formarse y al final participaron 85 actores y actrices. Sigo recordando los
rostros de mis amigos campesinos, en medio de la amistad y la alegría que puede
dar un trabajo realizado con entrega. El espectáculo fue de ellos, lo elevaron
a una altura artística y humana que yo nunca antes había visto ni sentido. Mis
ideas se modificaron con este trabajo, creo que también las de ellos y la vida
de las gentes del lugar que nos acogió: Tibasosa, pueblecito situado en los Andes Orientales de
Colombia.
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