Field News - Honduras
Tras bambalinas
El BID apoya obra teatral sobre
problemática del VIH/SIDA
El martes 1 de julio el telón del Teatro Nacional Manuel
Bonilla de Tegucigalpa se abrió para presentar ante un selecto público la obra
teatral El Dingki Dingki en los tiempos del SIDA, apoyada por la representación
del BID en Honduras. Dirigida por un renombrado intelectual y dramaturgo
hondureño, el doctor Rafael Murillo Selva, la pieza gira en torno a la
problemática del SIDA en las comunidades Garífuna y Miskitu, asentadas en zonas del Caribe
hondureño y de la
Moskitia, al oriente del país.
Según recientes
investigaciones, la incidencia del VIH/SIDA en Honduras es una de las más altas
en este hemisferio y la más aguda en Centroamérica. La ocurrencia de la enfermedad
entre las comunidades Garífuna y Miskitu es aún más preocupante y elevada que
en otros sectores de la población. Una de las debilidades que se ha detectado
en la implementación de estrategias para luchar contra la enfermedad en ambas
comunidades ha sido el uso de mecanismos de comunicación habituales que no han
facilitado la comprensión ni la asimilación del mensaje por parte de los
receptores. Dentro de este marco, el teatro ha demostrado ser una forma de
comunicación alternativa de comprensión e internalización del mensaje. (...)
(...) , labor que ha sido
recogida de una manera sobresaliente por el doctor Murillo, un polifacético
hombre de letras con formación como abogado, politólogo e historiador. Con lo
anterior en mente, el BID decidió apoyar un proyecto escénico protagonizado por
jóvenes hombres y mujeres de las mismas comunidades Garífuna y Miskitu, a fin
de comunicar de forma eficaz y culturalmente apropiada mensajes de prevención
contra el VIH/SIDA. .
El proceso
creativo de la puesta en escena se basó en la metodología que se conoce como
"creación colectiva", la cual estimula la participación de los mismos
actores en la creación del espectáculo, facilitando la incorporación de sus
ideas, imaginación, su propia visión del mundo y sus rasgos culturales. Se
trata, en síntesis, de un estilo de teatro comunitario y participativo, que
considera también los importantes aportes que los estudios antropológicos han
realizado sobre el tema
en ambas comunidades.
Durante tres meses de ardua preparación y largas horas de
ensayo, Murillo se trasladó a Trujillo para trabajar con su elenco de jóvenes
talentos, preparándolos en las artes escénicas para ser actores y actrices con
capacidad técnica, creativa e interpretativa. Al cabo de ese lapso su equipo
artístico multiétnico, que se autodenominó Grupo Tintero, estuvo listo para
montar el ensayo general de la obra en las mismas instalaciones de la Escuela
Normal. Tuvieron que remover paredes y pupitres para improvisar un escenario en
el espacio que normalmente alberga dos aulas.(....) El ensayo estuvo
abarrotado de estudiantes curiosos por presenciar el debut artístico de sus
compañeros de clase, quienes por una hora y media olvidaron las altas
temperaturas del lugar para disfrutar de la obra. Los aplausos y frenéticos
gritos y aullidos del joven público no tardaron en escucharse ni bien subió el
telón que cubría el improvisado escenario y aparecieron los recién estrenados
actores y actrices hablando en sus propias lenguas, Garífuna y Miskitu, ante el
asombro de los visitantes, quienes nunca habían escuchado ambos idiomas en
escena.
Luego del ensayo general, la obra fue presentada en gira
en varias comunidades Garífuna y Miskitu, como la aldea de Sangrelaya en el
departamento de Colón y las comunidades de Brus Laguna, Puerto Lempira,
Plaplaya y Batalla en el departamento de Gracias a Dios, así como varias
presentaciones adicionales en Trujillo. Vale la pena mencionar que para llegar
a dichas comunidades el elenco y su director sobrepasaron varios obstáculos de
transporte, debiendo utilizar en varios tramos la vía acuática, en zonas donde
no existían vías de comunicación terrestre adecuadas. Se estima que durante la
gira aproximadamente unas 5.000 personas presenciaron la obra, de las cuales
alrededor de 80 por ciento eran adolescentes que seguramente servirán de
agentes multiplicadores del mensaje, cumpliéndose así con uno de sus
principales objetivos de comunicación. (...)
Un aspecto fascinante de la obra es la mezcla de culturas que se evidencia, al estar interpretada por jóvenes hombres y mujeres de ambas comunidades que actúan partes de la obra intercalando sus propios idiomas y un perfecto español, sorprendiendo al espectador cuando éste menos lo espera. La música de ambas culturas, que los actores y actrices cantan a viva voz en sus idiomas, constituye también un ingrediente innovador del montaje, demostrando así otra manera importante de comunicación en estas comunidades. (....)
(....)La historia, actuada en Garífuna y Miskitu, sus cantos,
sus bailes y chistes, así como la vitalidad que trasmiten al público sus
jóvenes actores y actrices, le merecieron a la obra El Dingki Dingki en los
Tiempos del SIDA sonoros aplausos que no se hicieron esperar al caer el telón,
por un trabajo bien hecho y un mensaje comunicado de forma clara, sencilla y
creativa sobre la problemática que en ambas comunidades representa el VIH/SIDA.
El autor es consultor en COF/CHO.
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