Por
Andrés Morris
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Sebastián, Arce y Rafael Murillo
Desde
el viernes anterior, el “Teatro Universitario de
Honduras (TEUM)” está presentando la obra
Sebastián Sale de Compras, del autor guatemalteco
Manuel José Arce. Y la dirección corre a
cargo de Rafael Murillo Selva. Hecho importante, tanto
por tratarse de uno de los autores jóvenes más
interesantes del momento centroamericano (la obra obtuvo
el Premio Miguel Ángel Asturias del CSUCA), como
por asistir en Tegucigalpa a una nueva dirección
de Rafael Murillo Selva, cuyos Patrulleros están
sin duda todavía en el recuerdo de las gentes.
Rafael, con amplia experiencia de dirección en
Bogotá, Tegucigalpa y París, ha trabajado
la obra a conciencia con sentido estético y populista,
aportando al texto una fidelidad grande en intenciones
y significado y una creatividad extraordinaria en formas
y expresiones.
La
obra relata, en estilo épico-humorístico,
la pasión y muerte por agotamiento de un artesano
de Centroamérica, a quien las potencias extranjeras
conciben como un elemento de la cadena de producción
que va a enriquecerlas, dejando de paso unos dólares
para sus supervisores nacionales. Sebastián vive
creando cosas con sus manos y siendo feliz a su manera,
hasta que los agentes políticos vendedores le llenan
la casa de televisores, máquinas electrodomésticas,
herramientas mecánicas y todo aquello que atraiga
su interés. Para obtenerlas, Sebastián entra
en el juego de la libre empresa, a nivel de obrero, y
sus energías son consumidas rápidamente
por los acicates de la economía de consumo. El
texto de Arce es rico en ideas teatrales y situaciones,
aunque a mi siempre me ha parecido una copia demasiado
directa de la realidad sin elaboración estética.
Rafael
Murillo Selva, ha colaborado como autor en el montaje,
reduciendo la obra a sus líneas esenciales y obteniendo
con ello el efecto que el autor pretendía: una
denuncia clara, directa y fácilmente comprensible
para los múltiples Sebastianes. Rafael ha “desliteraturizado”
el texto y ha creado situaciones y efectos que hacen de
la obra una pieza, más eficaz y viable. Al lanzarla
a nivel popular, ha resuelto enormes problemas: desde
evitar un “barroco tropical” en la escenografía
y el vestuario, hasta adaptarse a un equipo de actores
principiantes en su mayoría, a quienes ha trabajado
con un gran profesionalismo, obteniendo interpretaciones
que no parecían posibles en los primeros ensayos.
El
elenco está basado en un actor del Teatro Nacional,
Ricardo Licona, que perteneció al Teatro Universitario
y trabajó por primera vez con Rafael en “La
Cuerda”, de O’Neill.
Ricardo
es ahora famoso después de haberse acreditado como
el mejor actor profesional de Centroamérica en
los Festivales de San José y Guatemala, con la
obra Oficio de Hombres, de quién les habla. A su
alrededor, hay elementos jóvenes del T.U.H. que
intervinieron en “El Cinchonero” y en el “Café
Teatro”, uno de los cuales, Jorge Hernán
Galeas, da una versión muy auténtica del
Sebastián.
Una
revelación inesperada es la de Ester Nazarian*, con grandes facultades de expresividad corporal.
Juan de Dios Pineda exhibe cualidades que habrá de trabajar en el futuro y Hernán Reyes y Marta Isabel Hernández completan el núcleo del conjunto con eficacia.
Juan de Dios Pineda exhibe cualidades que habrá de trabajar en el futuro y Hernán Reyes y Marta Isabel Hernández completan el núcleo del conjunto con eficacia.
El
trabajo de los actores ha sido de creación sobre
situaciones, fijada después pero con flexibilidad
suficiente para que haya una creación cada noche.
Los elementos escenográficos y el trabajo de grupo
consiguen una labor colorista, expresiva, llena de vigor
y con una fuerza que estalla en la imagen final, acertadísima,
propia para un gran cartel antimaquinista. El artesano
que sucede a Sebastián, al verse acosado por los
duendes de la economía de consumo, levanta contra
ellos su máquina herramienta. Un apagón
deja la imagen gritando en la retina.
En
fin, queridos lectores, una obra premiada, un autor importante
en Centro América, un director inteligente y equipado
con todos los requisitos de experiencia, imaginación
y profesionalismo, y un buen primer actor, rodeado de
un conjunto lleno de vida y expresividad ... Qué
más quieren? Se quejará esta vez el teatro
de falta de interés del público?.
*Ester Nazarian: artista argentina vinculada al TEUM en ese tiempo.
* Diario
La Prensa, San Pedro Sula, 14/7/1972
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