Agregado Cultural-embajada de
México.
Teatro Experimental es un paso hacia
delante, y como todos los pasos, una expresión del progreso revolucionario. La
tradición teatral, como la de todas las manifestaciones, exigía entregar un
elemento digerido hasta en sus mínimos detalles sin omitir aquellos de la
escenografía y del vestuario. De esta manera, se eximia al espectador de todo
esfuerzo mental. Hoy ha cambiado la base. En vez de apartar al público de la
escena, se le identifica con el artista y se le pide participar en la creación.
Entonces, siendo todo “coactores”, cada quien interpreta su versión subjetiva y
todas ellas adquieren cabal validez. No hablo exclusivamente del teatro. Igual
fenómeno se presenta en las artes plásticas, en novelística, en danza y hasta
me atrevería a decir, en música.
El Teatro Experimental Universitario de La
Merced (TEUM) se ha entregado a esta función y ha conseguido resultados
notables. Según rumores llegados hasta mí (recién venido a Honduras) su
actividad arranca desde hace más de un año; e inclusive ha comprendido giras
por el extranjero con éxito definitivo. ¡Muy merecido! Cuanto yo he visto me ha
producido magnifica impresión. Examinémoslo
brevemente.
“Don Anselmo”, traslación a este país y a
los tiempos de hoy de “el Burgués gentilhombre” de Moliere, constituye un
verdadero homenaje al autor porque se está exclamando su universalidad y su
permanencia en el tiempo. Lo que fue verdad en Francia, en el siglo XVII, sigue
siendo real en el presente de nuestra América India. ¿Qué cambia? Los trajes,
algunas expresiones lingüísticas, la apariencia rigurosamente exterior. Pero la
esencia el hombre, su comportamiento ante la vida y ante su propia conciencia
sigue siendo exactamente la misma hoy como ayer. Si se han modificado en la
obra “Don Anselmo” algunos diálogos, unos aspectos o ciertos personajes, la
creación del genial francés permanece intacta.
Pero esto no impide que los integrantes
del grupo viertan en la obra sus propias emociones y sus convicciones. Todas
las sociedades en donde le ha tocado vivir al hombre se hallan sujetas a
censura y, gracias a ella, apuntan los elementos del progreso. Denunciar, es la
forma como ellos lo hacen, refleja un admirable valor en todas las acepciones
de la palabra: valentía y mérito.
Esta observación implica un elogio a las
autoridades del país que, al aceptar con serenidad la crítica, se muestran
susceptibles de captar y asimilar.
La afirmación es válida, con mayor razón,
a las otras dos obras: “Sebastián sale de compras” y “El Huracán Fifí”. En esta
última nos impresiono muy positivamente la manera tan ingeniosa de economizar:
cuatro escalones, dos personajes y tres taconazos sustituyen la escala
imponderable de la burocracia y basta un alarde de imaginación y de fantasía
para ver con todos sus detalles cuanto sugieren elementos tan sencillos.
“Sebastián Sale de Compras” implica de
igual manera una brava manera de rebelarse contra una maquinaria avasalladora;
pero de la cual cada uno de sus pasos va sirviendo de lección a las nuevas
generaciones para llegar al punto de saturación que les permitirá buscar por si
mismas sus soluciones.
Finalmente, negándose a caer en la adulación, no puedo omitir una mención a la labor artística de esos jóvenes actores (estudiantes y profesores) que se entregan con devoción y desintereses a una obra que exige esfuerzo y sacrificio. Todos cumplen cabalmente. No quiero ni puedo (por desconocimiento de ellos) citar nombres. Pero debo reconocer que entre estos los hay que nada piden al profesionalismo y, sin desdoro, podían colocarse al lado de figuras consagradas.
Sólo me queda expresar con cuanta impaciencia espero nuevos estrenos y nuevos éxitos.
Publicado en el Programa de mano del TEUM y
también en el Diario “El Día”,
Tegucigalpa, 1974.
Comentarios
Publicar un comentario