(…) Y de
ahí surgió el novedoso montaje de Sebastián sale de compras, por el teatro
Experimental Universitario la Merced, de Tegucigalpa, Honduras. (Ahí no más,
pasandito el Merendón…)
Este
conjunto escénico que – digámoslo de una vez y con firmeza - es bueno, está bajo la dirección de Rafael
Murillo, quien sabe su oficio como director y es a la ves un convincente actor. Todo el grupo nos sorprendió, pues no
sospechábamos la Existencia de un conjunto de sus cualidades, aunque si
habíamos visto otras manifestaciones teatrales hondureñas, particularmente bajo
la dirección de Francisco Salvador quien, entre paréntesis, se formó
humanísticamente en nuestra tricentenario y carolingia Universidad Nacional.
(…) El
propio Murillo, en una charla precipitada en los vestidores nos informó que en
México fue también toda una sorpresa, pero en grado superlativo, porque la
egolatría
Mexicana
les impedía concebir que en un paisesito, todavía una “Banana Republic” aunque
nos duela, pudiera haber teatro (sin siquiera decir: esta clase de teatro…) sin
embargo, el grupo y la obra convencieron
al público, según lo afirman satisfechos los actores y directores ( que
todos son, además del director titular, un poco directores también), y como
pudimos comprobar por los recortes de prensa uno de los cuales citaremos en lo
que sigue (…)
El
reparto del TEUM, en la obra Sebastián sale de compras, es el siguiente. (y lo
publicamos como un acto de justo reconocimiento al esfuerzo artístico y muy
patrióticamente intencionado de esos muchachos): director: Rafael
Murillo Selva; Mister, Ricardo Licona; Miss, Marta Hernandez, HerrSaul Toro;
Madedmoiselle, Guadalupe Reyes; Sebastian, Eduardo Barh y Jorge H. Sebas.
Nosotros vimos a Barh y coincidimos con el juicio de Juan Miguel de Mora, en
“El Heraldo” de México, quien señala que el muchacho “logra una creación”. Su
rostro de obrero ingenuo, que se pone plenamente “baboso” ante la seducción del
crédito ilimitado de la “sociedad de consumo su gesticulación de alegría y de
sorpresa, son francamente buenos. En los bailes y otras escenas, participan
Hellphyk Vallejo, Manuel Luna, Juan Elmer Gáleas, Edgar Allau y Sara Flores.
Con algunos defectos como la tendencia a
gritar – especialmente en las mujeres – el conjunto resulto plenamente
agradable para el público, transmitió su mensaje que solo a los que netamente
prefieren el teatro clásico (Shakespeare y Lope de Vega, digamos) pareció obvio
y vulgar.
Manuel
José, subsumido en su tiempo y en espacio, aunque tiene talento poético para
hacer teatro escapista, de divertimento – como se dice en la jerga del medio –
prefiere hacer un teatro eminentemente realista. Acude a los recursos legítimos
del humorismo y los rasgos patéticos, pero no cae en la farsa (teatralmente
hablando) ni en el melodrama. No aceptamos la afirmación del comentarista
Mexicano citado, de que es (Sebastián sale de compras) una “Farsa pura, exacta,
precisa y merecedora de los entusiastas aplausos que le dio el público”. Es
decir, si coincidimos en que merecieron los aplausos, la obra y el elenco. Pero
no es una farsa, ya que lejos de proponerse solo divertir, aunque hay juegos
escénicos y verbales, lo que más se percibe es la crítica socioeconómica,
aunque sea en forma de caricatura. Los rasgos caricaturescos,
de los
turistas, de los profesionales universitarios, de los agentes comerciales,
están bien logrados, sobre todo por el grandulón Ricardo Licona, que hace
diversos papeles sucesivos, incluyendo un médico y un sacerdote, en los que se
luce.
Colofón:
el autor Guatemalteco, Manuel José Arce. Y el director hondureño, Rafael
Murillo, se apuntaron un triunfo teatral con la escenificación de “Sebastián
sale de compras”.
* Roberto Paz y Paz Diario La Nación Guatemala 1/8/74
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