TEXTO SOLICITADO POR EL COLECTIVO DE TEATRISTAS DE CENTROAMERICA (LAGARTIJA) EN OCASION DEL DIA INTERNACIONAL DEL TEATRO


Para el Proyecto “Lagartija Centroamérica” (Día Internacional del Teatro)Marzo 2019



La mano que da siempre está por encima de la mano que recibe (proverbio africano)

Desde que lo sacaron de las plazas y calles y lo encajonaron en salas, el arte “de las Tablas” ha requerido de auxilios económicos públicos y privados para su producción.
Esta relación de dependencia frente al poder (de cualquier índole que sea) se ha venido considerando como normal. Pero porque así haya sido, pensamos, no significa que lo siga siendo. Las condiciones y contextos, en efecto, están modificándose con gran velocidad.
En estos tiempos que corren, signados por lo que se llaman Post Modernidad, el vínculo ese, ha venido sufriendo alteraciones. En la Europa actual, por ejemplo, se cierran salas, y centenas y centenas de profesionales de la escena deambulan de teatro en teatro en busca de trabajo. En estas condiciones, el arte teatral, al menos en lo que se conoce como centros hegemónicos en la cultura occidental, está pasando por una profunda crisis económica y existencial. Y es que por su propio “ser” el arte teatral, el de verdad, se ha convertido en una acción de resistencia. Resistencia contra los códigos surgidos (e impuestos) en una sociedad sometida dictatorial mente a las leyes del mercado y volcada hacia el consumo masivo y vacío, en la que impera la robotización mental y física y en la que lo económicamente rentable y tecnológico priman sobre lo artesanal y humano. Estos dos últimos conceptos (artesanal y humano) son parte esencial de lo teatral.
En esta perspectiva hemos sido varios los teatristas que en “nuestra América” hemos venido alertando sobre este estado de cosas, el eco de lo que hemos dicho y hecho, sin embargo, no ha tenido la recepción deseada.
Démosle la voz entonces a celebres figuras de la escena Europea, quizás así, pienso, al escuchar voces “autorizadas” nuestros colegas en Centro América pongan mas atención a lo que hemos venido señalando y haciendo desde hace casi medio siglo. Veamos:
Peter Brook el célebre director de escena en entrevista ofrecida a la revista “Ajo Blanco” de la ciudad de Barcelona en octubre del 1991 señalaba: “Me fui de la Royal Shakespeare Company (de la cual fue su director). Era una madre para mi, mi gran madre teatral. Te amparaba y te daba los medios necesarios, pero por ser una institución estaba obligada a producir y mostrar los productos no según la ley natural, esto es cuando están realmente acabados, si no cuando la institución lo decide.- y eso no es teatro, es una máquina de hacer teatro.” Esta manera de hacer (señala el entrevistador) nada tiene que ver con la mecánica habitual en la que se ensaya, se estrena y a otra cosa. 
La verdad del teatro (continua Brook) “es como una luciérnaga, una diminuta incandescente que puede apagarse en cualquier momento a la que hay que avivar cada instante”.
En el mismo número de la revista citada el teatrista Catalan Andres Morte, se expresa así: “abandone mi cargo oficial porque me sentía perdido en la parafernalia post-industrial. Si el teatro tiene algún sentido hoy en día es porque el espectador esta viendo a una persona en escena que esta viva y haciendo aquello para ti en ese momento. Se trata de uno de los discursos que mantiene aún la emoción a través del sudor de la propia existencia del interprete”.
Por su parte el director Peter Stein en declaraciones a “Le Monde Diplomatique”  en el año 2017 señala que “el subsidio a los grupos teatrales disminuye” y se alarma a su vez “por la ausencia y falta de entusiasmo del público”. Y lo atribuye al uso de formas escénicas desvinculadas de la realidad que esta viviendo actualmente la sociedad Alemana.
Antes, al menos, decimos,  aunque no fuese muy rentable en términos mercantiles al teatro se le otorgo la categoría de símbolo cultural. De tal forma que asistir a las funciones en las salas encajonadas y oficializadas otorgaba cierto “Pedigree” a quienes asistían. En los tiempos actuales sin embargo aún ese valor simbólico viene siendo devaluado y relegado. Y es que se viven nuevos tiempos, nueva era y por las señales que flotan nos encaminamos hacia una nueva civilización la cual podría asentarse en lo comunitario.
¿Qué hacer entonces en Centro América? ¿Seguiremos copiando los códigos emanados de la institucionalidad hegemónica la cual a su vez anda como perdida?
En caso que se vierta una negativa sobre estos interrogantes, entonces, busquemos e inspirémonos en nuestra propia realidad para ver si en ella (o en ellas) se encuentra una respuesta que lleve consigo la creación de una nueva narrativa escénica la que a su vez exige la construcción de  técnicas  adecuadas para que pueda concretarse.
La teatralidad de nuestros pueblos, en sus signos como en sus contenidos, ha sido siempre resistente. En esa perspectiva cada quien hará lo que pueda y buscara su camino con su propia lámpara, porque bien lo dijo el dirigente político Mao Tse Tung: “Que cien escuelas se habrán y cien flores renazcan”. 


Comentarios

  1. Excelente , descontracturante , saludable e imprescindible análisis sobre la situación teatral de Europa y la toma de conciencia de nuestras carencias en nuestros países centroamericanos (los autores son europeos). Más allá de querer imprimirle un prejuicio a su honesta búsqueda de una propuesta urgente emanada, creo firmemente que desde nuestra realidad se hace necesario analizar la base de los parámetros de análisis ya no desde los críticos e intelectuales que desenmascaran sin piedad y muy bien la sociedad Eurocentrista , sino , desde las diferenciarnos propias del tipo de sociedad en la que vivimos (no es lo mismo analizar desde el norte que desde el sur por ejemplo..), con el fin de buscar nuestras propias trabas y contradicciones construyendo nuestra conciencia desde otros ángulos totalmente diferentes y con elementos totalmente autónomos y originales porque la realidad y las necesidades que vivimos son, si bien en algunos casos muy semejantes porque compartimos una parte de nuestra génesis histórico- social, en otros somos sustancialmente diferentes y los fines en este sentido por cierto, tendrán que serlos.
    Para comenzar, el análisis se ha hecho desde la noción o desde la perspectiva de un estado que no representa la totalidad del pueblo, no emana de él, en cambio en nuestros países nuestra búsqueda histórica incansable ha sido siempre y será la de que el estado seamos nosotros, o dicho de un modo mas sencillo que nos represente en nuestros intereses en su estructuras de relación económica, social, humana y política.
    He allí el punto de partida?
    Para comenzar y contextualizar lo dicho anteriormente, el artista debe de ser considerado un trabajador mas, como lo es un barrendero, un ama de casa, un medico , un maestro, un arquitecto o un albañil, y no un ser que para conseguir los medios para desarrollar su tarea tenga que trabajar en otro lado para después utilizar los recursos generados en otras actividades para hacer arte.
    El estado mecenas o las asociaciones pueden ser un apoyo, pero no el apoyo fundamental sobre la que se basa y se construye la actividad artística.
    Las razones son obvias.
    Debemos de repensar e incluir esta perspectiva si queremos fabricar un arte con conciencia, sino seguiremos aplicando recetas que no nos representan en su totalidad y que se destruirán con el tiempo al no estar sólidamente relacionadas y construidas de acuerdo al tipo de sociedad que necesitamos.
    Creo que para comenzar esta bien... pero seguimos construyendo.
    Felicitaciones por tanto desvelo constructivo.
    Gracias por dejar expresar mi pequeño aporte.
    Salud y cariño mi y mis hermanos Centroamericanos.

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